29.4.07

Genesis realidad y destino

Habiendo creado Dios el mundo, la noche y el día, los animales y las plantas, vio que todo era bueno y descanso. El sexto día Dios creo a la mujer. Se dio cuenta el mismo que había creado un ser diáfano y eterno. Que los miles de laberintos que el había recorrido en el universo buscando respuestas a su infinitud de preguntas se reducía a ese segundo eterno y placentero como ninguno: el nacimiento de Eva. Ella aprendió todo muy rápido, Dios le enseño a jugar ajedrez, a leer, a escribir, y ella le enseño a Dios que este podía volver a soñar, que no era necesario encontrar respuestas a todo, que muchas veces el entendimiento estaba muy alejado de la realidad y ni siquiera el podría responder a todo, que muchas veces las respuestas se hallaban en el mismo.

Se sentaban a orillas del mar, encendian un fuego y se disponían a mirar las estrellas. El le contaba de otros mundos, de lugares secretos donde había conocido seres fantásticos y poderosos dueños de bibliotecas amplias y hexagonales, en las que el había descubierto la poesía, y mapas secretos que lo condujeron a la Tierra. Ella en cambio le contaba de las cosas que encontraba a su alrededor, de los pájaros, y del desconcierto que le causaban sus vuelos y retornos.

Una noche ambos se hallaban desnudos y salpicados de luna, allí concibieron a un niño, lo llamaron Adán. Este heredo la humanidad de su madre y la urgencia de conocer de su padre. No tenía poderes y por ello creció fuerte y sombrío. Doce años despues el padre de Adán se fue de viaje, retorno a las estrellas.

Muchos años más tarde Dios regresó, hallo a su hijo hecho un hombre de 20 años, lleno de preguntas e imbuido en su soledad. Hallo a Eva más bella que nunca, sencilla como siempre, entretenida con las ranas y con los grillos. En su viaje cayo en cuenta que todas las respuestas se hallaban en la Tierra, en el corazón de Eva. Adán en cambio sintió muchos celos, creía que su padre no tenía derecho a regresar, que no tenía derecho a la infinita ternura de su madre.

Durante la ausencia de Dios, Adán se había hecho amigo de la serpiente, esta sabia muchas cosas y había ayudado al hombre a explorar la Tierra y ha descubrir cosas tan fascinantes como el hierro. La serpiente le dijo a Adán que el poder de su padre se hallaba en la corona de laurel que siempre llevaba puesta, excitado Adán indago más al respecto. La serpiente le contó como esa corona había sido encontrada por Dios en un planeta distante, y que para obtenerla este había derrotado a diez dragones de hielo y cinco titanes de fuego, y que en esta se hallaba resumida toda la sabiduría del universo. Y que si el asesinaba a su padre se haría con la corona y su sabiduría no tendría limite.

Adán huyo, lo consumía el miedo, se abstraía en su silencio, se lleno de envidia. Pensó que quizás si… no mejor no, después de todo era su padre. Pero el deseo por el poder lo carcomía, le quemaba el cuerpo y le encendía los ojos. Su madre lo hallo comiendo manzanas, y le pregunto que le pasaba. El no respondió, sintió vergüenza de si mismo y escapo. Divago por el Edén por muchos meses, hasta que un día de otoño regreso a sus padres.

Adán hablo con su padre a solas, llorando le pidió que tuviera compasión de su propio hijo y que lo enviase lejos, a un planeta distante donde podría enfrentarse a cien dragones y a infinitos titanes de fuego. Que el deseaba ser como su padre, que le urgía ser tan sabio y poderoso como el. Dios conmovido abrazo a su hijo y lo beso. Le dijo que el conocimiento y el poder que el tanto deseaba eran tan solo quimeras. Que la verdadera sabiduría solo lo podría ser hallada en la naturaleza, que el poder estaba en entender que la Tierra y el eran uno y que cualquier búsqueda profana del conocimiento infinito no valían nada comparados al eterno y disonante latir del corazón.

El hijo se hallaba enfurecido, la serpiente le había advertido esto, ‘tu padre es egoísta, se negara a compartir sus poderes contigo, ¡debes matarlo!’ Mientras su padre lo abrazaba, tomo el cuchillo de hierro que la serpiente y el habían fundido, y lo clavo en la espalda divina de aquel que le dio la vida. Herido Dios corrió desesperado y voló lejos al cielo infinito, sabía que jamás podría volver a ver a Eva porque de regresar a la Tierra moriría, divago triste y vació, recorrió estrellas y cometas por el resto de la eternidad, llorándole a Eva conoció el dolor, y su pena fue tan grande que los astros jamás volvieron a hablar.

Adán le dijo a su madre que su padre los había abandonado nuevamente, y que esta vez jamás regresaría. Eva se ahogo en su soledad, desesperada trato de hablar con la luna. Pero los astros absortos por el dolor y el llanto divinos nunca volverían a responderle. Dueño de la corona Adán creyose poderoso, pronto supo que la corona era tan solo un adorno y que no representaba poder alguno, solo y ausente de si mismo, lloro. El Edén cambio rápidamente, las estaciones se hacían cada vez mas marcadas, y durante el invierno conocieron por primera vez el frió. Confundida Eva tomo la mano de su hijo y sentados a la orilla del mar admiraban las estrellas, tratando de hablar con Dios, pidiéndole que los salve y que de nuevo el amor llene sus corazones. Años después, frutos del incesto, nacieron Caín y Abel.

22.4.07

El Viaje

El la recogió de su casa a las seis y media de la mañana, llegaron a la Universidad a las siete, justo en el momento en el que el autobús decidió partir.

Ya sentados todos comenzaron las discusiones, tratando de descifrar lo que les esperaba, creando imágenes de lo que pronto seria una exploración de lo infinito, una visita a San Javier. El conductor puso un par de cumbias ochenteras que pronto fueron reemplazadas cuando Carla puso un casete de Sui Generis, con el que pronto todos se sintieron mas cómodos, ahí fue cuando se insistió en que Fernando tocara la guitarra.


Con los primeros acordes todos se dieron cuenta que Silvio Rodríguez ahora reemplazaba a Sui Generis, “o pasa un ángel se hace leyenda y se convierte en amor…” la voz de Fernando lentamente se fue encrudeciendo, tornándose desolada, convirtiéndose en un himno a la soledad que fue pronto un colectivo de soledades y espíritus dispuestos a ser una voz, la voz del desespero. Cantaron todos por un par de horas, evadiendo el tiempo, evadiéndose a si mismos, escapando de la rutina, encontrando en las canciones respuestas a la rutina.


Ana y Eduardo estaban sentados en la décima fila, habían participado de la guitarreada, pero habiéndose agotado la voz de Fernando retornaron a su refugio. El tomo su mano y la beso en la mejilla. Ella coloco su cabeza en el hombro de Eduardo y pronto cayo dormida.


Eduardo se puso a contemplar el mundo detrás de la ventana, el bosque tropical, tan tupido y oscuro, dueño de secretos y de sueños, testigo de tantos viajes realizados por ya tantos jóvenes universitarios en ya tantos años. Ella despertó. ¿En que piensas? pregunto Ana. No se. ¿Como que no sabes? Tienes que estar pensando en algo. No se, en lo lindo de tenerte cerca, en lo misterioso del bosque, en las canciones. El miró al horizonte. ¿Qué miras? pregunto ella. Estoy buscándote. Pero si estoy a tu lado. Es que también estas escondida, allá con el sol, te tengo tan cerca y a veces me es imposible alcanzarte. Ella sonrió, y retorno a su letargo.


Llegaron a las cabañas a las 11 de la mañana, bajaron todos del autobús. Veintidós estudiantes, todos emocionados por lo que el par de días que les esperaban podrían traer.


Saltaron a la piscina, caminaron por el bosque, subieron a los árboles, cabalgaron a caballo, comieron. Jugaron un partido de fútbol con equipos mixtos, como siempre lo hacían cuando salían de paseo. Carla anoto dos goles, y Paola se lesiono el tobillo.


Caída la noche, organizaron un bailongo, donde las cumbias ochenteras fueron más que bienvenidas. A las dos de la mañana comenzó una vez más la guitarreada. Inspirados por dos botellas de singani, y el cantar de los grillos, todos se sintieron un poquitin mas libres, alejados del tráfico y el cemento, todos desearon dar rienda suelta a sus pasiones.


Eduardo miraba los ojos de Ana, tratando de descifrar lo que se hallaba del otro lado. Ana miraba los ojos de Eduardo tratando de comprender porque Eduardo se empeñaba en descifrarla, si a ella le bastaba con saber que los dos estaban ahí, bajo la luna, haciéndose uno mismo.


A las seis de la mañana se marcharon todos a sus cabañas. Ana y Eduardo se alejaron del grupo, y bajaron a una colina cercana. Se tomaban de la mano. Ella sonreía, el se sentía desolado. Se sentaron. Ella, de espaldas, se recostó entre sus piernas, y hablo. La pase bien hoy día. Yo también. Te siento distante. Perdón. ¿Por qué estas distante? No se. ¿Cómo? No se! Ella callo.


Eduardo beso el cuello de Ana, ella se torno hacia el, acerco sus labios. El los mordió. Poco a poco la oscuridad se desvanecía. El apretó sus pechos, ella le quito la camisa. Ella cerro los ojos, el los beso. Se besaron. Hicieron el amor lentamente, el la tocaba con la sensibilidad de una nube, ella se dejaba llevar, dejaba que su cuerpo se rindiera al placer mientras su espíritu jugaba a construir murallas de pasión. El sentía que el placer no era mas que la mas clara muestra de su existencia, saberse a si mismo capaz de entrar en las murallas construidas por ella, saberse absurdo.


Amanecía, lentamente la luz invadía todos los espacios, lentamente Eduardo y Ana se llenaron de luz.

18.4.07

Inexistente Presencia


¿Que es la vida?

Son todos los instantes en los que nos disponemos a deshacernos de nosotros mismos, cuando dejamos de ser solamente masa y pasamos a convertirnos en un colectivo de deseo, lujuria, pasión, alegría, miedo y locura. Es decir, la vida es aquel segundo consecuente y eterno en el que vamos constantemente muriendo y renaciendo. Cuando determinamos que aquello que nos define como seres únicos en el universo es aquello que nos une a todos: la muerte.

Cuando conseguimos que nuestro espíritu se ausente y consecuentemente se convierta en un todo, en un universo amarillo lleno de estrellas púrpuras, ahí conseguimos vida. Porque la vida es eso, segundos de inexistencia y eterna realidad.






Quererte es sentirme ausente, es la increíble necesidad que tengo de mantenerte incierta, cerca de mí, pero al mismo tiempo lejos, desconocerte y saberte mía. Abriendo ventanas que me conducen allá, donde nada tiene sentido y todo cobra sentimiento, donde habitas tu y donde habitan los duendes del desconcierto.

Queriéndote he aprendido a recorrer las huellas que siempre dejan heridas, a rodar en silencio por los túneles de la sinrazón. Y a alimentarme de panfletos de esperanza, tan veraces como las plataformas de un partido político.

Queriéndote he aprendido que la presencia de tu olvido sólo ha desarrollado en mi una pasión descontrolada y absurda por la búsqueda de la vida, la búsqueda que me lleve a esos segundos de inexistencia y eterna realidad que son tu presencia.

Porque queriéndote, he aprendido, que solo estoy vivo cuando muero. Y por quererte estoy dispuesto a morir eternamente.

7.4.07

Vacio...

Me desperté con ‘All the things you are’ de Charlie Parker, ese jazz tan desolado, tan lleno de humo. Por unos minutos tan solo pude clavar los ojos en el techo de mi habitación, ausentarme. El bajo se hizo un mar de sensaciones y ese saxofón…

¡Como me perdí!

Recordé de pronto su sonrisa. ¡Era tan única! Recordé todos los segundos que pase a su lado, sus gestos, sus errores, sus tropiezos, me recordé feliz.

Ese verano tomamos Desarrollo juntos, salíamos de la Facu a su casa, pretendiendo estudiar. Los primeros días aprendimos mucho de teorías del subdesarrollo, de la dependencia y otras cosas. Dos semanas después solo pretendíamos que la distancia entre su cuerpo y el mió se haga ficción, descubrimos que habíamos estado destinados a ser un solo cuerpo, y que la única dependencia posible era la que uno tenia del otro.

Hablábamos por horas. Le presente a Jaime Sáenz, le leí poesía. Le decía que mis caminos no podrían jamás volver a ser los mismos. Que sus huellas las marco en piedra y que sus besos los trajo la luna. A mi me gustaba Silvio, a ella Charlie Parker. Me enseño que el Jazz te lleva a explorar distancias y presentes distintos, a conocer realidades obtusas, a volar con el Saxo. Me enseño tanto…

El disco llegaría pronto a su final. Abrí los ojos, la recordé nuevamente, así… ¡radiante! Cerré los ojos, gire, hurgué con las manos bajo mi almohada, acaricie el revolver, pensé en las montañas, metí el cañón en mi boca.

El saxofón gritaba, el bajo revoloteaba absurdo y desesperado.

Abrí los ojos, la vi una vez más gimiendo, aprisionando entre sus piernas el cuerpo desnudo de mi hermano.

Sentí sus labios crudos, sentí sus ojos, ¡tan salados! Jale el gatillo. Todo se hizo de colores, las huellas se iban borrando. El piano de Duke Ellington había empezado…





6.4.07

¿Cómo conocemos?

Discutiendo acerca de temas diversos me he encontrado con esta pregunta. ¿Cómo conocemos? Me refiero a como abordamos lo desconocido. ¿Tenemos los latinoamericanos una forma de pensar y explorar las cosas, diferente a la occidental? ¿Tenemos propuestas del pensamiento estrictamente Latinoamericanas o mantenemos estructuras del pensamiento y el conocimiento occidentales?
Cuando nos colonizamos (soy mestizo) hace 500 años no solo trajimos un sistema de poder político y económico, sino también formas y métodos de análisis, critica, búsqueda del conocimiento, y entendimiento del ser. Es decir colonizamos el Poder, el Conocimiento y el Ser. Cuando estalló la primera guerra civil española (entre peninsulares y americanos) nuestro pensamiento estaba tan ligado al francés que nos tuvimos que inspirar en la Revolución Francesa (y no en Tupac Amaru y Katari), para poder concebir nuestra independencia. Una independencia de Poder y no de Conocimiento, y mucho menos del Ser.
Pasaron muchos siglos, el imperialismo y colonialismo se expandieron a lo largo de todo el planeta cubriendo prácticamente todos los países (siempre hay excepciones Japón, Tailandia, Afganistán, etc.). Con esta expansión también se expandieron las formas de conocer y ser europeas, hasta prácticamente hacerse universales. ¿Qué tan positivo es esto? ¿Somos acaso europeos? Muchos somos descendientes de europeos, pero creo que ya estamos bastante tiempo en este lado del mundo como para empezar a pensar por nosotros mismos. Además, ignoramos otras formas de pensamiento que pertenecen a este lado del mundo que pueden ofrecernos perspectivas y tipos de análisis diferentes, que contribuyan a una mayor conexión entre nosotros y América, no en vano vinimos (ya lo dije soy mestizo) a este continente hace diez mil años. Y también ignoramos formas de conocimiento Asiático, Africano, Hindú, Chino, Japonés, etc., que han contribuido a la humanidad por milenios.
Cuando estudiamos, imitamos y dejamos que nuestro pensamiento sea completamente dominado por pensadores como Hegel, Kant, Adam Smith, Marx, Freud, Sartre, etc., lo único que hacemos es elaborar ficciones de nuestra realidad. No propongo ignorarlos, los admiro y respeto mucho. Pero su pensamiento se avoca a un entendimiento de la realidad europea, el tiempo y espacio europeos, el ser europeo, el poder europeo y la relación de estos para con el resto de la humanidad. Cuando Hegel elabora su Filosofía de la Historia (que sigue hasta nuestros días siendo el canon de los historiadores) propone que los indígenas de América eran seres sin espíritu, sin entendimiento, sin conocimiento, y por tanto nunca fueron un Ser. También propone que los mestizos son iguales, aunque un tanto menos inferiores puesto que tienen algo de sangre europea sea esta española, italiana o portuguesa (igual consideradas inferiores dentro de las escalas europeas). Por tanto, aceptarlos y usarlos en nuestro análisis solamente construye realidades que no son nuestras. No partimos de un análisis del Ser Americano, Ser Andino, Ser Oriental, sino más bien nos avocamos a Ser algo que no somos.


En vez de discutir sobre la espiritualidad indígena. Propongo discutir este tipo de conocer: es decir la categorización de las civilizaciones, de las culturas, y de las formas de ser Ser. El pensamiento occidental, pretende categorizar todo y de esa forma siempre mantenerse al frente (o a la cabeza), se sabe superior porque aceptamos la superioridad de su pensamiento. Harvard, MIT, Yale, Oxford, la Sorbonne, etc., son autoridades porque emanan formas de pensar que reafirman la superioridad occidental. Y nosotros lo aceptamos todo de callados, ¿Por qué? Pues porque estamos colonizados internamente. Citamos a Kant, a Herman Hesse, a James Joyce, a los post-moderno, lo existencial, lo moderno, etc., porque subconscientemente tratamos de darnos autoridad, “sabemos lo occidental: sabemos todo.”
Nuevamente, no pretendo dar soluciones, sino analizar la realidad. Aunque estudiar a gente como Martí, Gloria Anzaldúa, Enrique Dussel, José Carlos Mariategui, y establecer su autoridad y vigencia quizás seria un primer paso. Tampoco pretendo con esto ignorar todo lo occidental, porque entonces estaríamos en el mismo sistema de exclusión de lo foráneo. Debemos conocer lo occidental, porque es en esencia lo que determina todo en el mundo, y además porque es sano conocer y discutir otros tipos de puntos de vista. Pero ¿Dónde marcamos el limite entre lo Americano y lo Occidental? (y propongo que los americanos seamos nosotros puesto que los gringos siguen siendo esencialmente occidentales y nosotros no). ¿Cómo determinamos nuestra autoridad? ¿Cómo analizamos la realidad? ¿Cómo nos planteamos al Ser? ¿Cuál es nuestra relación con el tiempo y el espacio? ¿Cuál es nuestra percepción de la naturaleza?

Y principalmente ¿Cómo nos descolonizamos a nosotros mismos?

Nostalgia y Nada

El Viaje Definitivo
(Juan Ramon Jimenez)

. . . Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico . . .
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido . . .
Y se quedarán los pájaros cantando.



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Tierra Mojada

Quiero regresar a Bolivia. Respirar su aire, nacer de nuevo. Ver a mi gente, sonreír con sus sueños, llorar sus deseos. Espero con ansias eso. Quiero ver sus montañas. Después de la lluvia sentir el olor a la tierra mojada. Caminar bajo los sauces, sentirme vivo, sentir que algo tiene sentido.

Quiero enceguecerme con tanta belleza, que a los ojos de muchos no es más que plano y absurdo subdesarrollo. Para mi no es así.

Son tantas otras cosas… Es la vida que no tengo, que he perdido y que cada otoño ansió. Es los sauces en Enero, despiertos llenos de brío, llorándole a quien sabe quien, talvez al viento, talvez al olvido. Es la casa de mi abuela, que siempre va a ser mi casa, que siempre va a ser mi vida.

Es el higuero y los parrales del jardín. Son los perros que me ladran, que saltan, que corren y comparten la luna conmigo, tan suya, tan fría y tan lejanamente mía.





¿Cuando dejarán mis labios de sangrar?
¿Cuándo Diciembre volverá?
Dime tú!
¿Cuando Será?