1.12.09

La Chica de los Campos del Norte


¿Cuantas canciones pueden evocar sentimientos tan infinitos? ¿Cuántos recuerdos se pueden plasmar en el quejido ronco y áspero de una voz? ¿Cuántas imágenes puede evocarse con una composición, un arreglo de notas y palabras, que combinadas se posan y escarban en los recovecos más profundos de uno mismo?

Alguien puso a Bob Dylan en mi habitación esta noche, lo invoco como se invocan ídolos o leyendas, aquel ídolo admirado por todos mis ídolos, aquel héroe casi mitológico de la música del siglo XX. Aquel que construye con acordes nostalgias y sensaciones incondicionales, extremadamente personales, casi destructivas, inspiradoras, únicas, y sobretodo universales. Deben existir aquellos que no disfrutan de Bob Dylan, pero nadie en mi universo. Estuve rodando como esa piedra que entro en mi habitación. Like a rolling stone deambule por algunos discos, reencontré otros, me tropecé con un verso de Juan Gelman ‘en el espacio de un dolor, cabe todo el olvido,’ abandone mi lectura de Fernand Braudel y me arroje a ese tsunami fantástico que es Dylan, a lo arremetedor de sus vuelos, a lo quejumbroso de su voz, de esa aspereza que te resquebraja, que te deja deambulando en un túnel profundo y oscuro en el que los muros de rato en rato te muestran imágenes de recuerdos personales, o de imágenes ajenas, o de paisajes que quisieras ver y nunca visitaste, y de pronto te apabullan, socavan, apesadumbran, y te rodea un silencio infinito porque esa música es silencio, un silencio sobrecogedor en el que sólo existe ese momento y los muros del túnel de pronto se tornan oscuros y te dan unas inmensas ganas de correr, y correr hacia el frente, con las manos extendidas apuntando al cielo, tratando de alzar vuelo, o también te dan ganas de arrojarte al suelo y encogerte como un niño y preguntarte qué diablos te pasa, que demonios es ese absurdo túnel en el que te sientes tan sólo y sin embargo tan a gusto, tan rodeado de recuerdos y sensaciones, de rugosidades demenciales, y se te hace difícil abandonar ese estado en el que sabes que la vida es muy hija de puta pero que al final es vida, y te sientes conmocionado por la sagacidad de tus emociones un rato hoscas y agrestes, y otro rato regocijantes y jocosas.

No exagero.

Encontré una traducción de la canción que he escuchado mil veces ésta noche, The Girl From the North Country, que fue traducida como La Chica del País del Norte, que suena bien, pero no es adecuada. Country en inglés no sólo significa país, sino también el campo, y no un campo espacio-lugar sino las zonas rurales, los pueblos, ‘el campo.’ Bobby Dylan es de Minnesota uno de los estados más al norte y rurales, cercano al Canadá, donde el viento y el frio son constantes, creo que eso explica mucho, por cierto David Foster Wallace tiene un artículo maravilloso (derivative sports in tornado alley) en el que nos dice todo lo que representa el viento en esa área del país. Así que retraduje el tema como La Chica de los Campos del Norte, que es más acorde con lo que dice Dylan en la canción. La canción en sí me trae recuerdos maravillosos, la escuche por primera vez hace unos siete u ocho años cuando aprendía inglés. Las imágenes que evoca en mi son muchas y de distintas épocas. Particularmente la parte en que el desconcierto se hace más llano en la letra y uno se pregunta I’m a-wanderin’ if she remembers me at all (me pregunto si tan siquiera me recuerda), con ese tan siquiera que más que esperanza brinda desconsuelo, y más que respuestas te conlleva a un deambular constante y ensimismado.

Tengo la certeza de que pocas canciones pueden surtir en mí el efecto que esta tiene. Este tema está construido sobre lo maravilloso de recordar a alguien, aludiendo a un lugar especifico, pero sugiriendo temas y alegorías que van muy bien con la memoria de algo que fue maravilloso en un momento y de pronto termino, algo del que sólo nos queda el recuerdo placentero. El invierno y esos copos de nieve que arremeten contra lo que en un momento fueron veranos, ilusiones, sonrisas, y el cabello que se mece con el viento y fluye escabroso posándose sobre sus pechos, que es como mejor recordamos a alguien, en silencio, cuando el paisaje era completo porque ella estaba ahí haciéndose parte de él. Supongo que todos pueden evocar a alguien con canciones particulares. Espero que quien lea esto disfrute leyendo estas cuantas palabras, y sobretodo escuchando la canción de Dylan, y ya saben, si van por los campos del norte háblenle de mi a ella, díganle que en un remoto lugar de la red, la recuerdo aun, corriendo contra el viento en un día de Marzo, en una playa lejana, en un país lejano.





Si andas viajando por los maravillosos campos del norte,

donde los vientos golpean fuerte en la frontera,

dale recuerdos de mi parte

a alguien que vive allí,

en otro tiempo ella fue mi verdadero amor.

Y bien, si vas cuando los copos de nieve arremeten,

cuando los ríos hielan y el verano termina,

por favor mira si lleva un abrigo cálido

que le proteja de los quejidos del viento.

Por favor, mira si sus cabellos cuelgan largos,

si dan vueltas y vuelan sobre su pecho,

por favor, mira por mí,

si su cabello cae largo,

de ese modo es como mejor la recuerdo

Me pregunto si tan siquiera me recuerda,

muchas veces lo he rogado,

en la oscuridad de mi noche,

en la claridad de mi día.

Así que, si andas viajando por los maravillosos campos del norte,

donde los vientos golpean fuerte en la frontera,

dale recuerdos de mi parte

a una chica que vive allí,

en otro tiempo ella fue mi verdadero amor.