17.2.09

Cautiverio en Mi menor

New England es un lugar maravilloso, la grandiosidad de sus paisajes siempre te deja perplejo, al menos yo, siempre tiendo a pensar en tipos como Henry David Thoreau, que se empujo a buscar una vida menos compleja, no tan conectada al grupo social y más bien dedicada a la autosuficiencia. No lo emularía, pero si lo admiro. En Nueva Inglaterra, una de las mejores cosas que uno puede hacer es irse al campo. Cuando llegue a Estados Unidos, creía que todo era cemento, rascacielos a diestra y siniestra, y nada de vegetación. Realmente ignoraba muchísimo, al menos el Noreste en Estados Unidos (ni hablar del sur que es selva) es una zona extremadamente vegetada, los bosques son interminables y las casas se pierden en la inmensidad de los bosques.

Irse lejos de la ciudad es lo máximo, a las montañas, o cerca de algún rio, que hay muchos. Levantarse temprano y caminar en el bosque, salir de la cabaña antes de que todos se hayan despertado y caminar, con suerte te encuentras algún animal por ahí, un mapache, algún zorro, sobretodo ardillas. Encuentras un árbol caído, te sientas encima, y respiras ese aire tan fresco, tan inconfundible, todavía húmedo, entrañable. Llevas tus notas contigo, ese libro en blanco, en el que guardas algunas notas, las revisas, tratas de recordar porque las guardaste, pronto encuentras algo interesante y te alejas mentalmente…

"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres" (Don Quixote, Miguel de Cervantes)

Y bueno, el porqué la guardaste ya no importa, lo que importa es evaluar lo leído, él fue prisionero de guerra por muchos años y perdió la mano en el Levante, sabía de lo que hablaba. Y luego te pones a pensar en el presente, en la puta crisis que nadie entiende pero que todos sufren, te das cuenta también que eres tan infantil, que lo tienes todo y que aun así, eres un inconforme, que tienes mucho más de lo que tantísima gente en el mundo podría tener en toda una vida, y te avergüenzas de tu suerte, y te avergüenzas nuevamente por avergonzarte de algo tan ridículo. Piensas en los pobres venezolanos que seguro meterán la pata el domingo, (y que ahora confirmo, la metieron), piensas en tantos años aprendiendo economía y te dan pena algunas certezas, desde chico siempre quisiste que el sistema colapse, y ahora que lo hace te da pena que se lleve a tanta gente por delante, nadie es libre te dices a ti mismo, el cautiverio Don Miguel, simplemente se va ajustando a nuestras realidades, cautivos políticos de payasadas políticas que se extienden por todas partes, cautivos económicos de un sistema terriblemente injusto, cautivos culturales de modas y estilos sobre los cuales uno no tiene el más mínimo poder, así nomás es Don Miguel, si se hubiese ido a La Paz como usted quería, ¿Qué hubiese cambiado? ¿Qué hubiese escrito del cautiverio de entonces?, así nomás es.

Luego te levantas, y te acercas a la laguna, te preguntas que cuernos hace esa pequeña presa en el medio de la nada, ya ni el campo es campo, metemos nuestras narices en todas partes. Contemplas el agua que se escurre, y se aleja. Y te preguntas si Don Miguel de Cervantes Saavedra realmente creía en la Libertad total, o se dio cuenta del tamaño del abismo nefasto de la realidad, y tuvo que inventarse a Don Quijote, porque no pudo con la tristeza, y le salió una novela eterna, llenísima de ideales que habitan a todos los seres humanos, pero que tan pocos saben habitar. ¿Qué realidad tendremos que inventarnos para salir del cautiverio de la vida? ¿la realidad virtual?


2 comentarios:

Lilyth dijo...

La libertad no existe, así como buscamos a Dios, al amor, buscamos la libertad, porque es un concepto tan grande que nos asusta, nos aterra la responsabilidad de nuestros actos...
y para colmo la realidad tampoco existe jajajaajja la vida es sueño, y lo peor es que es solo un fragmento.

Santiago dijo...

Hay que darle vuelta a la tortilla, la libertad si existe, pero con restricciones. Es la capacidad electiva y no el abismo de posibilidades sin final que conceptualmente entendemos por libertad.
Es cierto, no hay plenitud, pero eso es lo lindo de este mundo donde todo es relativo y condicionado a algo.

Las cadenas pueden encerrarnos, pero también pueden unirnos o pueden sacar a un vehiculo de una trampa. Todo es cuestión de perspectiva.