2.12.07

Ensayo Sobre la Ceguera (Segunda Parte)

Saramago observa que el miedo es una herramienta elemental en la organización social. Corey Robin nos dice ‘sin peligro y el miedo causado por este, no solamente nos falta la convicción de los valores políticos sino también todas las convicciones. Nos sentimos muertos. Solamente ante el miedo sabremos crear un accionar y podremos creer que existe algo que justifique nuestros esfuerzos por mantener nuestra presencia en el mundo.’ En la novela el miedo invade a todos y se hace permanente. Se respira miedo, se oye miedo, uno se alimenta de miedo, se lo puede tocar y sentir en todas partes. Quizá los ojos permitirían que este miedo sea menos permanente, pero la ausencia de los mismos hace el miedo general, constante y absoluto. José Saramago es también capaz de criticar esto y refleja en diversos momentos de la novela ideas que identifican el miedo como causa y efecto. ‘Los ciegos están siempre en guerra, siempre lo han estado… No supimos resistir como deberíamos cuando vinieron con las primeras exigencias, Pues no, tuvimos miedo.’


El miedo a los Otros está presente en toda la novela, aunque al principio es el gobierno el que sabe aprovecharlo y usarlo; el miedo se incrementa e individualiza, cada ser teme al resto, y siente vergüenza de sí mismo, la dualidad Mismo/Otro se individualiza y generaliza puesto que cada ser se convierte en un Otro. La frustración, aislamiento y soledad se hacen generales, todos están solos. Cada ser siente tristeza y miedo al resto y a su propio ser, puesto que se sabe degradado y humillado. Al mismo tiempo ignora su estado y la nauseabunda fetidez de su ser se hace costumbre, la perdida de la vista, cree el ciego, le permite al menos no ver su realidad. Como si la realidad sólo se viese y no se sintiese. El miedo a los Otros se transforma en miedo a la realidad, y entra en la conciencia de todos los ciegos, aislando los individuos y generando en ellos un sentimiento de profunda soledad. ‘El miedo ciega… Son palabras ciertas, ya éramos ciegos en el momento en que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos.’


‘Cuando estoy sola, estoy conmigo misma, junto a mi mismo ser, y por tanto somos dos en uno. Mientras que en la desolación soy sólo una, abandonada y aislada por todos los demás,’ estas son las palabras de Hannah Arendt, que propone en sus Orígenes del Totalitarismo que es la desolación la que prepara el terreno para el totalitarismo, la que al invadir todas las escenas de interacción social y ser capaz de aislar a cada individuo, habilita al Gobierno (o institución con similar autoridad) para asumir características totalitarias. La soledad es un recurso personal por el cual nos abandonamos a nosotros mismos quizás a la reflexión, quizás al análisis de nosotros mismos. En la desolación, estamos en compañía pero sin embargo hemos sido completamente abandonados y aislados, todos nos ven pero nadie nos mira. En la ceguera la desolación no sólo invade unas minorías, está presente física y espiritualmente en cada individuo, a pesar de todos verse rodeados por otros ciegos no hay nadie que no se sienta desolado. A pesar de que los protagonistas se tienen el uno al otro, y saben actuar con cierto compañerismo, ellos se saben desolados. Si bien tenemos a la mujer del doctor como estructura inamovible de esperanza y fortaleza, entendemos que incluso ella se siente desolada. Ana Arendt decía, ‘la vida solitaria puede convertirse en soledad; esto sucede cuando yo mismo soy abandonado por mi propio yo. Los hombres solitarios siempre han experimentado el peligro de la soledad cuando ya no pueden hallar la gracia redentora de la compañía para salvarles de la dualidad, del equívoco y de la duda.’



La soledad, consecuencia del miedo absoluto, en la que los ciegos se ven atrapados es demasiado pesada, parece absurda pero sin embargo es racional. Por más putrefacto y decrepito que se hace el ambiente el ciego sigue viviendo y su soledad se va haciendo cada vez más profunda. Cada vez depende más de aquellos que lo rodean, le es muy difícil al ciego tan sólo imaginar que sus compañeros se alejen. Sin embargo su soledad le colma el espíritu, absorbe su vida, abstrae su realidad, detrae su personalidad y lo consume. Puede el ciego seguir viviendo su miseria o dejarse comer por el insomnio, la indiferencia o la muerte. ‘Nos volveremos locos de horror… Se sintió desgraciado, desgraciado a más no poder, allí, con las piernas arqueadas, amparando los pantalones que rozaban el suelo repugnante, ciego, ciego, ciego, y, sin poder dominarse, empezó a llorar en silencio.’


Es primordial entender que la ceguera no es la causa de la desolación, la ceguera simplemente permite a los ciegos verse solos, entenderse abandonados, saberse muertos. ‘Quien va a morir ya esta muerto y no lo sabe… por eso en cierto modo, es como si ya hubiéramos nacido muertos.’ Pero no porque la vida no sea capaz de existir en este mundo de ciegos, sino porque el tipo de sociedades creadas por los hombres es desde el punto de vista de Saramago atemorizante, pestilente y decadente. El miedo a la vida y al cambio es lo que mantiene a la gente ciega, miedo de sí mismos y miedo de los Otros que debido a la estructura de nuestra sociedad acaban siendo todos los demás. ‘Más necesidad tendrían los que están vivos de resurgir de sí mismos, y no lo hacen. Estamos ya medio muertos, respondió el médico, Todavía estamos medio vivos, contesto la mujer.’


Cuando el miedo se ha hecho total, la estructura social colapsa y tan sólo quedan grupos seminómadas que sólo se encargan de garantizar su propia seguridad. Existen también aquellos que quieren crear nuevos grupos presentando como ofertas la salvación espiritual, la destrucción social y otros la tan ansiada re-organización. Más es obvio que todo esto es inútil, el desastre caótico y anárquico muestra que realmente Hobbes estaba en lo correcto cuando proclamaba que el hombre es lobo del hombre. ‘Un Gobierno, una organización… está viva mientras se mantiene organizada… la experiencia de esta ceguera sólo nos ha traído muerte y miseria, mis ojos no han servido para nada.’


Siendo los miedos tan diversos, es pertinente el mencionar que el miedo está también presente en la libertad. Si bien el Gobierno usa el miedo político para poder eliminar las libertades y suprimir los derechos, esa libertad no es la libertad absoluta. La libertad absoluta, sugerida acaso por Saramago, sólo aparecerá cuando el gobierno desaparezca y con este todas las instituciones y estructuras sociales, económicas, políticas y culturales. Es cuando la libertad se hace presente que el miedo se intensifica, es un miedo a lo desconocido, un miedo absoluto a la incertidumbre, a la independencia, a la soledad. ‘Le dices a un ciego, Estás libre, le abres la puerta que lo separa del mundo, Vete, estás libre, volvemos a decirle, y no se va, se queda allí parado en medio de la calle, él y los otros, están asustados, no saben adónde ir, y es que no hay comparación entre vivir en un laberinto racional, como es por definición, un manicomio, y aventurarse en el laberinto enloquecido [el de la libertad].’ Este miedo a la libertad es más abstracto, no se lo ha explorado mucho en la novela, probablemente porque el autor debía ante todo mostrar el miedo y la soledad como instrumentos de análisis social, y la libertad más como consecuencia de cambio ideológico. Aunque el tema no se lo haya explorado mucho, es importante entender que la gran incógnita al finalizar la novela radica en la posibilidad de retornar a lo acostumbrado o transformar todo y crear una nueva forma de vida menos aislada, más comunal y sobre todo más libre.


'Libre' - Majovilla - Fuente Flickr


En el mundo donde la ceguera es general, la espiritualidad y la existencia del alma como punto de reflexión y conexión humana están ausentes, ‘no olvides lo que somos aquí, ciegos, simplemente ciegos, ciegos sin retórica ni conmiseraciones, el mundo caritativo y pintoresco de los cieguitos se ha acabado, ahora es el reino duro, cruel e implacable de los ciegos.’ El miedo a la muerte, y la muerte como realidad son también constantes en la novela. Genocidios hay varios, también la muerte por accidentes y simples asesinatos. Pero creo que es importante el entender dos aspectos de la muerte que existen en la novela y que son quizá muy ricos y fortalecen el análisis. El primero es la justificación del asesinato como ultimo recurso para alcanzar la justicia, ‘Y cuando es necesario matar, se preguntó a sí misma mientras se dirigía hacia el zaguán, y a sí misma se respondió, Cuando está muerto lo que aún está vivo.’ El segundo aspecto es el de la muerte espiritual, momento en el que los ciegos entienden que su ser ha dejado de existir metafísicamente y solamente queda la materia que se pudre. ‘Lo que pienso es que estamos ya muertos, estamos ciegos porque estamos muertos, o, si prefieres que te lo diga de otra manera, estamos muertos porque estamos ciegos.’


El miedo, la soledad, la libertad y la muerte son a su vez causas y efectos, cada uno de estos provoca en cierta forma la aparición de los otros, pero es probablemente el miedo en todas sus formas el que produce la soledad, la libertad y la muerte. Saramago presenta en esta novela un análisis tan profundo y detenido de estos aspectos que debieran sernos naturales pero sin embargo provocan en nosotros tanta sorpresa y desconcierto. Sabernos ciegos es quizá la más importante conclusión que podemos obtener, lo que nos llevará (esperemos) en la dirección del cambio y la transformación social. Las observaciones y críticas a las estructuras sociales, son pertinentes y acertadas. José Saramago nos ofrece una novela que nos sume en la reflexión y nos deja un sabor tan agrio que nos vemos forzados a abrir los ojos.


'Detras del miedo esta la libertad' - Supmarilore - Fuente Flickr

7 comentarios:

Lilyth dijo...

Quedé encantada con tu análisis, leí ese libro hace años y sinceramente no le había sacado todo el jugo que tenía. No tengo mucho que decir o comentar sin quedar fuera de lugar, tu análisis me queda un poco grande, pero ¡vamos! ¿Quién no ha jugado a que se hace mayor?

Si empezamos por el hecho de que somos los únicos seres que no utilizamos nuestra capacidad al máximo (por ejemplo, un lince que no corre al 100% de su capacidad no come, una zebra que no hace lo mismo no vive) somos los únicos que necesitamos por lo menos 15 años (en cuestiones físicas) para desarrollarnos y poder enfrentarnos a los ataques de la naturaleza, frente a meses que necesitan el resto de los animales. Por lo tanto, hemos desarrollado una fuerte dependencia hacia la sociedad, como grupo redentor y protector. Se instalan muchos mecanismos (que poco a poco se vuelven obsoletos) de presión para que la sociedad, no vos, no yo, la sociedad sobreviva, porque partiendo de lo que te decía adelante, no podríamos sobrevivir fuera de ella. (que si existen maneras, las desconozco). El miedo es uno de ellos, como católicos crecimos con el miedo a Dios que todo lo ve y ahora descubro que existe un mundo donde Dios no espía, pero se teme a otras cosas como el calentamiento global. Permitiendo que el grupo social siga funcionando.

Lejos de ser un sistema perfecto es tajante con los que no se adhieren o se limitan dentro de sus esquemas, como dices existe un miedo a la libertad, que mantiene a los relegados dentro del sistema a pesar de sus inconformidades, ¿Qué hago ahora con tanta libertad? Un pueblo (digamos) libre podría ser aquel que no necesite leyes escritas, pero para llegar a ese punto se debe haber pasado por un aprendizaje que permita partir de la base adecuada y justa para todos sus ciudadanos.

¿Pero este punto es posible? No lo se, realmente no lo se, como estar completamente segura de que cada uno puede determinar con cordura hasta donde es “suficiente”… “el otro” ese gran desconocido… ¡que bien has definido los temores sociales y en especial mis temores personales!.

Me quedo con muchas ideas en la cabeza, dando vueltas sin poder darles forma… es muy agradable leerte muchachito de nombre novelero ;)

Que estés bien

utópico dijo...

Lilyth: Es cierto lo que dices, somos totalmente dependientes de la sociedad, pero la sociedad es una cosa y las estructuras de poder son otras. A mi me encanta la sociedad, me encanta vivir con la gente, y disfrutar, compartir, soñar, querer, divertirme, etc. Los miedos, quizás fueron necesarios, no lo se, pero si sirvieron un propósito histórico, de eso no hay duda. ¿Puede existir una sin la otra? No se. Nunca hemos tratado. Como bien notas, el camino es largo, muy largo, la educación actual nos enseña a ser sujetos obedientes, y no objetos de cambio, generadores de transformación constante. Y no sólo de transformación social, sino cultural, sociológica, política, psicológica, científica, etc.
Los cambios como dices, no se pueden hacer de la noche a la mañana, pero hay que hacerlos, paso a paso. La igualdad de la mujer por ejemplo es un tema importante, y todavía se lo margina, muchos piensan que se ha avanzado mucho, y es cierto se ha avanzado, pero queda un camino inmensamente largo.
Y es que quizás esto de la libertad es una utopía, y realmente no existe, o no puede ser alcanzada. Pero desde mi punto de vista, es prudente vivir moviéndonos en esa dirección, tratando de alcanzar esa libertad, porque al final esta en nosotros mismos, es cuestión de abrir los ojos.
Yo también me quedo con muchas ideas rondando la cabeza, sera un libro al que regreso constantemente.
Gracias por visitarme, mujercita de nombre mitológico.

La Vero Vero dijo...

El miedo como el regente de nuestras vidas y decisiones. Canta mi Pedro Guerra: “Miedo que da miedo del miedo que da”. Y yo le creo. Ese miedo es el que ubica al ser en la zona gris que tanto profesa Agamben con la figura del Musulmán, el muerto vivo, peor aún, más trágico, el vivo que está muerto y no se ha dado cuenta. Grande el ejemplo que pones de mi amiga Arendt, lo grafica también el buen Benedetti, quizás en una forma más cotidiana, la soledad concurrida versus la soledad desolada, cuanta diferencia. En la parte que retratas sobre la desolación de la Arendt al sentirse abandonada por sí misma es porque ha ingresado al ámbito de la contradicción, esta es una de las frases que le rescato de su texto Filosofía y política: “El miedo de la contradicción viene debido a que cada uno nosotros "es uno", puede al mismo tiempo hablarse a sí mismo (eme emauthó) como si fuera dos. Porque ya soy dos-en-uno, cuando intento pensar algo, el amigo, en la definición de Aristóteles, es "otro yo", en tanto esté de acuerdo consigo mismo, porque cualquiera que se contradice a si mismo es no fiable.” ¿Viste? Hasta el miedo de perderse plantea el conflicto, el retiro del pensamiento ante la contradicción. La imposibilidad de reconocerse en el otro, de aplicar un principio de alteridad.

Que bonita la foto que pones en el tema de la libertad ¿se la podría entender como el miedo a lo desconocido? La imposibilidad de aceptar la libertad no-coartada? ¿la necesidad de tener la libertad regimentada? ¿por quién?¿un saber hegemónico? ¿el sabio?¿el orden? La muestra clara de la mutilación del pensamiento, el miedo al verlo, la imposibilidad de ir por él.

Las observaciones y críticas a las estructuras sociales, son pertinentes y acertadas. José Saramago nos ofrece una novela que nos sume en la reflexión y nos deja un sabor tan agrio que nos vemos forzados a abrir los ojos. Me suscribo a tus palabras y te reitero, pero ya sin presunciones, con certezas: estamos hablando de nosotros mismos.

¿Sabes que es lo más bonito del ensayo sobre la ceguera? -Sin perder el escepticismo- Que luego viene el Ensayo sobre la lucidez.

Hermosos e inteligentes textos. Abrazo.

MaJo dijo...

wow, despues de tiempo, tengo mucho para leer. Te cuento q el libro nunca lo terminé de leer y no me acuerdo por qué, creo q tenía otros asuntos que antender, pero tu post es una motivación para hacerlo. y desde luego pasaré también a leer tus últimos posts.

utópico dijo...

vero vero: el escepticismo lo mantengo. Como bien empiezo el analisis. creo que somos ciegos que viendo no vemos.
gracias por tremendo comentario. lo sigo masticando y lo estare masticando con un poquito de sal.
Un abrazo!

seguimiento: leelo completo, te va a gustar mucho.
un saludo!

Luciano dijo...

Compartimos ese mismo miedo, el miedo a la libertad, y compartimos el mismo graffiti!!
Bueno todo muy bueno.
Y como escuché a Galeano alguna vez; la utopía es como el horizonte; uno camina unos 20 mts y el horizonte se mueve 20 mts; caminás 200mts y el horizonte se desplaza 200mts más; y así caminás y caminás y el horizonte se corre, se corre más y más... y es para eso la utopía..., para caminar.

Saludos, Luciano
http://reivindicadores.blogspot.com

Anónimo dijo...

Por favor, ¿dónde puedo encontrar tu primera parte?