30.3.08

Caminando con ella...

¿Como plasmarlo todo en unas cuantas letras? Quizás si fuese poeta podría hacerlo de la manera apropiada, usando metáforas explicitas y versos pulcros. Pero no lo soy. Quizás si fuese novelista, podría escribir una comedia romántica o una novela de esas que perduran, muy a lo ‘Amor en los Tiempos del Cólera’ con eternidades fulminantes, y miradas acorazadas que desandan las rutas de los desenfrenos del alma. Pero tampoco soy novelista. Quizás si fuese Economista, podría hacer un análisis de las curvas de corazones ofertantes, y labios que demandan atención. Pero lo de economista… lo dejo ahí nomás. Quizás si fuese historiador, podría narrar los preámbulos y las minuciosas características de un encuentro épico, en el que dos corazones se hallaran derrumbados atrapados entre sus propios muros, desenhebrándose a si mismos, cazando mariposas nostálgicas, arrimados a la esperanza de lo nunca sentido, que luego mirándose a través de las letras bloguicas, redescubren momentos compartidos que constantemente caminan entre las nubes, y no solo dejan el suelo de la realidad de lado, sino que miran a este con desdén. Pero caería en el error de todo historiador, y parcializaría mis sensaciones.

Opto entonces por otro camino… El de la simple narración de lo sucedido. Llegue a Barcelona a las 2:30 PM hora local, el viaje desde Boston fue uno de los más inquietantes que he tenido nunca, he viajado tantas veces a tantos lugares, pero nunca había sentido tanta angustia como la que sentí en este viaje. La última hora entre Londres y Boston, fue tan eterna, que quería saltar detrás del avión y empujarlo para que vaya más rápido. La angustia… me invadía, no podía ser de otra manera, en unas cuantas horas podría por fin conocer a una de esas personas maravillosas que se cruzan en la vida de uno. Estaban ahí los miedos diminutos, y las minúsculas inseguridades de lo desconocido. Pero pese a todo ello, la necesidad y el deseo de verle eran lo que me empujaba, estaba claro que ella había invadido todos los muros de mi ciudad, porque desde ya un tiempo atrás mire yo a uno u otro lado, sólo podía hallarle plasmada por mis ojos en todas partes… No había como negarlo el paisaje urbano se había hecho menos tosco, desde que al formar parte de mi vida, mis ojos habían colocado, su imagen y su voz, en los posters, las ventanas, los ruidos, el caminar de la gente, las plazuelas… en fin… el todo del día a día.

Baje del avión emocionadísimo, surtí la migración sin inconvenientes, y fui a recoger mi equipaje. Al salir de la sala de recojo de equipajes, le busque entre la gente, a mi derecha. No se encontraba ahí. Busque más adelante… y no le encontraba. Mire de frente, y allí se hallaba, sonriente, lindísima, con ojos saltones brincando a los míos, guiándome a su lado… los pequeños márgenes de inseguridad que había rodeado los contornos del viaje, se fueron disipando como nubes de pájaros en el invierno… nos abrazamos, hola dije, como estuvo el viaje, dijo ella, ¡ya estás aquí! dijo nuevamente, juntamos nuestros labios, ¡era la prueba de fuego!

¿Qué hubiésemos hecho si la química no hubiese existido? Supongo que disfrutar nuestra amistad, y sortear el viaje como buenos turistas. Pero hubo química instantánea, y el fuego empezó a crecer, y con el calor de nuestros labios fuimos alimentándolo y protegiéndolo, hasta que este estaba tan prendido que ni la lluvia ni nada podría apagarlo. Miraba sus ojos, y sentía las olas del mar golpear incesantes contra mis costas, sus parpadeos galopaban acelerados y espumantes, y las estelas que dejaban sus ojos se marcaban en los míos y dibujaban sus sonrisas, sus manos, sus gestos, sus besos, todos hasta hace unos momentos inverosímiles y vagos, pero en el momento de la verdad destellaban ciertos, reales y deliciosos, me invitaban a navegar en sus costas… naufragar en ellos, deleitarme, ahogarme en ellos y nuevamente volver a respirar gracias a ellos…

Desde el principio, nuestras experiencias fueron cronopias en extremo. Aparentemente algo ocurría con las líneas de autobuses, y tuvimos que caminar de un extremo del aeropuerto al otro buscando el autobús que nos lleve a la estación de trenes. Tropezando, y descontrolados, caminábamos totalmente desubicados, ella me dio la curita de figuritas, por si me caía y algo me pasaba en las rodillas, o en alguna otra parte de mi cuerpo, reímos mucho con la curita, y la guarde muy bien, puesto que todos sabemos que un tipo tan distraído como yo, podría tropezar cualquier rato por tanto mirar el cielo mientras camina… le mostré un libro que le había llevado sobre publicidades yankees, que le gusto mucho. Tomamos el tren, y finalmente nos encaminamos, o al menos eso creímos al principio… como buenos cronopios, tras mil confusiones en la estación de trenes, y un montón de subidas de gradas y bajadas de gradas, de desoladas e inciertas rutas equivocadas, y alegres y emocionantes caminos acertados, dimos con el destino final. Al caminar en la calle, nos detuvimos, y nuevamente trenzamos nuestros labios y enredamos nuestras lenguas en un arrebatado e incandescente momento de infinita suspensión pasional, si el viaje hubiese terminado en ese instante, para mí, hubiese valido la pena. Pero afortunadamente aun quedaban muchos días, y noches, por recorrer.

Ella, me mostró las calles de su ciudad, y algunos de sus lugares favoritos, hicimos el tour de ‘su’ Barcelona Turística. Recorrimos la Avenida Maria Cristina, hasta llegar a una fuente espectacular, en el que el juego de agua se entremezclaba con las luces y la música clásica de fondo, confieso que me dejo muy impresionado. El agua que salía de la fuente, lo hacia en ritmos diferentes, y la espuma generada producía una sensación sobrecogedora, sincronizada con la música, generando una serie de atropellos en mi ser, acorralándome a mi mismo con lo impactante de las sensaciones vividas en el día, y la paz generada por el ambiente que en ese instante habitábamos. El Palau Nacional de Montjuic, un verdadero palacio visual, con jardines hermosos, y romance desbordante, fue testigo de nuestras risas compartidas y pululantes, de nuestras manos juguetonas que no querían desprenderse, y de nuestros labios sedientos del otro, que se detenían de cuando en cuando, para sentir nuevamente que esto todo no era ningún sueño…

La oveja negra es un boliche más que recomendado, la sangría deliciosa, y el ambiente con una onda bastante acogedora, muchos extranjeros y turistas acuden al mismo, y yo doble turista me sentía bastante cómodo. Conocimos en un instante a tres brasileros, una colombiana, una peruana, una francesa, una portuguesa y una sueca. Compartimos con ellos bebidas, y charlas mínimas, y luego nos fuimos a otro boliche, uno de hadas, tan maravilloso que en su momento será digno de su propio post, nos perdimos una vez más, charlamos de cosas diversas, de lo lindo que sería vivir en Irlanda, de las diferencias entre Bolivia, España y Estados Unidos, de eso que vivíamos en ese instante, de las calles de Barcelona, de la comida que estuvo deliciosa, de sus amigos, de los míos, de todo en general, y de nosotros en particular.

Tratamos de ir a bailar, pero lo cronopio nos venció, y nos quedamos con ganas deambulando por las calles de la ciudad. Pensábamos, supongo, que estábamos invitados a todas las fiestas, como los buenos cronopios, pero bueno… andábamos tan confundidos, perdidos, y tan ensimismados el uno en el otro, que le prestábamos poca atención a los nombres de las calles, y los senderos que nos lleven a gritar, ♪vamos a bailar, toda la noche, ¡hasta que explote!♪, para ser sincero, me bastaba tenerle cerca de mí, para sentir como mi corazón bailaba acelerado, al ritmo de Carnaval toda la vida, mezclado con una de esas salsas maravillosas de Nino Segarra. Yo estaba loco, arremolinado, queriéndome sentar en cualquier plazuela, en cualquier banqueta y compartir su silencio, o su ruido, todo a cada instante… acelerado, descontrolado… profundamente prendado de sus ojos, y de sus manos, completamente entregado a la lluvia de sus besos, y el candor de su oreja… y recorriendo presuroso los caminos de su cuello…

Pero si hay algo cierto, dentro de lo incierto de los vaivenes de la vida, es que ni siendo poeta, ni novelista, ni economista, ni historiador, y mucho menos cuentista… podría, tan siquiera levemente, describir, relatar, o reflejar la cantidad de felicidad que reino en mi durante ese día. Como tampoco podría hablar de la ahora exorbitante nostalgia feliz y de sonrisas que marca mis noches y mis días, cuando camino por las calles de esta ciudad y su mano no está junto a la mía…

8 comentarios:

Anónimo dijo...

l'amour supreme...
Donne le meilleur de toi-même
Viens vivre un amour suprême
Tout le monde a besoin d'amour...
algo asi es la letra no?

Carmen dijo...

AWESOME!!! SALUD!

Vania B. dijo...

Simplemente hermoso. Y es verdad, a veces hay tal cantidad de sentimientos que todavía no se han inventado las palabras pra describir tanta felicidad.

Un abrazo!

Maria Coca dijo...

Esos maravillosos recuerdos siempre estarán a tu lado. Y hasta su mano, con tan sólo imaginarlo...

Besos desde mi orilla.

Anónimo dijo...

Los he imaginado juntos en las calles de Barcelona y me da mucha mucha alegría "vuestra" alegría, nuevamente, muchas felicidades. Dream on!

Albanella dijo...

Me enamoré de tu relato, gracias a el imagine los parajes y rincones que nunca conocí de Barcelona... Me enamoré del sentir que te llevó a escribir esos versos enprosados... Las letras hacen copias burdas, deformadas y diminutas de lo que podemos pensar en un segundo... o sentir.. pero gracias a ellas los demás puede acercarse e imaginar el remolino...

Besos!!!!

Lilyth dijo...

Menos mal no sos novelista porque de otro modo las palabras que fuiste regando por el viaje habrían invadido mi alma de tal manera que en estos momentos no tendría cura...
Por eso era tan importante para mi llenar el diario del viaje, la bitácora o lo que sea que haya sido, al final no le pusimos nombre y la dejamos ignorada por ahí, tiene una colección de papeles, palabras y en algún momento tendrá fotos… es una pena que no me permita acumular aromas, ese es otro método para recordar hermoso.
Estabas advertido, soy experta en confundir las pistas, enredar los mapas y descubrir maneras absurdas de dar vueltas sobre el mismo lugar... aunque durante el viaje fue recurrente el perdernos por las ciudades, me dolió en el orgullo no encontrar a la primera los lugares que queria mostrarte en Barcelona.

Che... ya te dije, nos toca una pelea para darle el toque novelero y no perder “audiencia”... los otros metodos no me agradan (súper marketiniano mi último comentario, no? pero sabes que las historias necesitan un giro inesperado)jajajajajajjajjjajajajajaja

Bss

utópico dijo...

Offviamente, Así mismo, ‘un amor supermo, ven y vive un amor supreme, no dejes que te derrote (la realidad) todo el mundo vive por amor’ el buen Robbie Williams, aunque no conocía la versión francesa, me gusto mucho escucharla. Gracias por la visita!! Saludos!!

Carmen: That’s exactly how I’d put it. Haha, it was just an awesome day-trip. Salud!! Y muchos saludos!!

Capsula: las palabras al ser limitadas por la necesidad de que todos sepamos entenderlas, no pueden ser personalizadas, y por tanto debemos agarrarnos de un significado cuasi-universal para cosas, o sentimientos únicos y personales. Pero sin duda alguna, de algo nos sirven, así podemos todos compartir aquello que nos es tan preciado, nuestra realidad. Saludos!!

Maria coca: esos maravillosos recuerdos empujan mi mano, y mi cuerpo todos los días, y le dan sentidos y formas a mis días que antes no había percibido… dentro de la melancolía, los días son más calidos, y el sol brilla. Saludos!!

Majo: gracias por imaginarlo todo, que alegría compartir esto con vos, y con todos aquellos con los que he estado compartiendo esta pagina de mi-nuestras vida. Saludos!!

Albanella: Bienvenida a Barcelona, los remolinos son posibles gracias al imaginario que le dan las letras desordenadas, gracias por lo de verso enprosado, en cierto modo, le da más altura a mi escrito, jajaja. Cuídate mucho!! Saludos!!

Lilyth: Me alegro de sobremanera el poder invadir algunos momentos de tus días y recorrer de tu mano, algunas de las calles que transitas, y muchas calles que conocimos juntos, no te cures de mi… El llenar la bitácora de viaje fue una idea exquisita, y tan ignorada no estuvo… escribí en ella muchas cosas, y te deje una despedida de hasta luego, estará siempre llena de recuerdos, y quizás quien sabe, podremos terminarla por completo, para que guarde por siempre los pedazos de realidad que compartimos. Las fotos las pondremos escogidas, y así gordita se quedara esperando a ser siempre abierta y compartida, para que en los días de lluvia en que te sientas melancólica puedas abrirla, y mirar un retazo de este utópico que sólo sabe decirte “ya es tarde”, “que calor hace” y otras cosas que sólo vos entiendes.
No me importo que confundas las pistas, o enredes los mapas, mejor perdido contigo en un universo de rutas fantásticas y caminos que llevan a cualquier destino, que solo y con un sendero iluminado y bien pavimentado, que me lleva al abismo de la soledad. Disfrute mucho de tu Barcelona, y de los lugares que me mostraste, que se son en cierto modo solamente tuyos, y en los que espero tener un pedacito de mi mismo desparramado en zonas estratégicas y poco iluminadas, para que cuando camines por ellas, sean ese pedazo el que te de la mano y camine con vos ilusionado…
Lo del giro inesperado…. Jajajaja…. Veremos donde nos conduce la realidad… las peleas suelen nacer de la espontaneidad cronopia que nos caracteriza…
Bss!!