13.4.08

En Fragmentos: Nos Volveremos a Ver

Solíamos caminar desde la puerta de la Jordán hasta la Heroinas, luego doblábamos a la derecha, mirando de rato en rato los faroles, a ella le gustaba quedarse en la ventana de la juguetería de la Oquendo, y ver algunas cosas. Siempre que llegábamos al Cine Victor bromeábamos a cerca de la gente que entraba, alguna vez le conté que yo entre un día con un primo a ver una película de adultos, y que olía a madres, supongo que los asiduos al Cine se masturbaban ahí mismo y que a eso se debía el olor a semen seco… y con tanto necesitado viendo películas porno supongo que el semen en el suelo sobraba… todavía imagino que al pasar entre los asientos pisamos los restos de alguna masturbación, quizás resecos… quizás no… después de todo hubo una función de matinée, y nosotros entramos a la de tanda. Ella se despanzaba de risa. Torcíamos una vez más nuestra ruta y caminábamos sobre la calle España, buscando nuestro refugio en Fragmentos. Ella pedía un capuchino, yo un americano. Ella me gustaba pero nunca se lo dije. Supe luego que yo le gustaba, pero yo ya vivía demasiado lejos. Pasábamos muchas de nuestras noches confesándonos el uno al otro, recordando nuestras soledades compartidas, abandonándonos al café y al blues de fondo, y a veces a la ronca voz de Sabina que inundaba el lugar y le daba ese ambiente tan único, tan melancolico, tan nuestro. Fumábamos Derby antiguo, y soñábamos con un día cambiar el país de barro. Me gusta recordarla así habitando mi noche, caminando conmigo, contándome cosas que no tienen importancia, y contándome también sus aflicciones, sus deseos de irse a estudiar a Holanda. Le gustaban mucho los cuentos y la Rayuela de Cortázar, y alguna vez la llame Maga, porque le gustaba mucho la carta que ella escribió a su hijo, y porque en si se identificaba con el personaje, aunque en realidad, ella entendía las cosas al tiro, y no necesitaba ninguna explicación. El que termino yéndose primero fui yo, y nos vemos cada vez que vuelvo. Y nuestro punto de encuentro es Fragmentos, y tomamos café juntos y cantamos con Sabina, y comparto cosas que no tienen importancia, y también mis aflicciones. Cosas de este lado del mundo, y la Universidad y de lo último que leí, de mi descubrimiento de Borges, y de Tlon Uqbar y Orbius Tertius, que es un cuento que he leído mil veces y siempre me tiene tan impaciente y maravillado como la primera vez que lo leí. Le cuento de mi soledad, y de los amores no encontrados, y de los intentos de amor fallidos, y de los revolcones de una noche y hasta luego.


Nunca hay un adios total
entre dos nieris
siempre es nos volveremos a ver
en algun lugar del tiempo



No hay olvido cuando existe
la amistad y el respeto
El recuerdo de momentos entrañables
de alegrías y secretos




Andrés Calamaro – Nos Volveremos a Ver


***

Subí las gradas cantando ‘quiero ver quiero entrar, nena nadie te va a hacer mal, excepto amarte,’ tenía los audífonos puestos y no miraba a nadie por ningún lado, me subí al balcón, y mire las palmeras de mi facultad, había llovido mucho y el olor de la tierra mojada lo invadía todo, no hay como el olor de la tierra mojada. ‘Esas motos que van a mil, sólo el viento te harán sentir…’ y ahí, sentí que me miraba. La ví sonriendo y cantando conmigo, eran las siete y media de la mañana y nadie había llegado a la carrera, ¿como estás? le pregunte, ¿te gusta Seru Giran?, y ella se sonrío, y me dijo que si, que le fascinaban. Le preste uno de los audífonos, y volví a tocar la pieza, la cantamos juntos, intercambiamos nombres y nos quedamos charlando y riendo. Me gusto su sonrisa. El docente falto, fuimos a comer una hamburguesa al café de la facultad, hablamos de música, de Silvio, de Milanes, de Alejandro Filio, de los argentinos. Cantamos algunas canciones, ví que entre sus libros tenía La Guerra del Fin del Mundo de Mario Vargas Llosa, y le comente que yo recién había terminado de leerlo hace unos días, y me dijo que ella lo termino en el micro, cuando venía para la Universidad. Yo creo que el Consejero es uno de esos guerrilleros bien latinoamericanos, sumamente utópicos, me dijo, pues si yo hubiese estado en Canudos, yo también hubiese peleado, aunque haya tenido la certeza de la muerte, le conteste, y ella dijo que también hubiese hecho lo mismo, y no porque sea católica, o religiosa, porque no lo soy, pero para joder a gente como mi madre que cree en Dios misericordioso pero detesta a los pobres. Me dijo que escucho de una librería clandestina en la ciudad, y que un día podríamos salir a buscarla, la mire con mis ojos muy abiertos, e imagine inmediatamente a los dos caminando por toda Cochabamba, buscando la librería. Me gustaba su humor sarcástico, hizo mil bromas y me reí con todas, tomamos Te y nos fuimos. Era su tercer semestre, yo estaba en cuarto, pero teníamos las mismas clases de Estadística, de Macro y de Micro, demasiadas coincidencias, supimos entonces que seríamos buenos amigos y que nos estaríamos viendo muy seguido. Salimos por la Lanza, nos metimos entre la gente, caminamos hasta la Esteban Arze charlando de nuestras vidas de la U, de gente que conocíamos mutuamente, subimos a la Plaza 14 de Septiembre, entramos al Gildaro Antezana y vimos la exposición, se esforzó demasiado por ser indigenista le dije, demasiado falso, debería dedicarse a pintar frutas y puertas en Totora dijo ella, nos reímos, el pintor estaba detrás nuestro, nos miro enojado, salimos del lugar y nos sentamos en una banca de la plaza. Nos quedamos ahí por mucho rato, viendo a los ratones jugar en las jardineras de la plaza, vimos ancianos caminar, y niños correr por todas partes, ya eran las doce, las calles se inundaron de guardapolvos, la acompañe a la San Martín a tomar el micro K que la llevaba hasta su casa, se subió, y me dijo, nos vemos esta tarde en la facultad, ví como se acomodo en el tercer asiento al lado de la ventana, saco la cabeza, me miro y sonrió, el semáforo se puso verde, y luego el micro partió, me quedé allí un par de minutos, muy contento, hasta que pronto el micro se mezclo entre el tumulto de micros que inundaban la Avenida San Martín.


A dónde estás?
Dónde voy?
Porque estamos en la calle de la sensación
muy lejos del sol que quema de amor.




Seru Giran – Seminare


***

Hoy me llamó. Ya está en Ámsterdam. Se lanzo sola, imagino que su novio se quedo muy triste. Con suerte nos veremos ahí, y tomaremos un café, caminaremos por la calles de la ciudad, visitare sus veredas, y sabré más de su vida, y de sus nuevos proyectos. Y cantaremos un blues o mejor todavía … y jugaremos a los trapecistas… me contara que su hermana se caso, y que su prima tuvo ya dos hijas, y que el novio la abandono, puteare contra el infeliz, y ella me dirá que los niños son una dijura, le contaré de mis muertos, y recordaremos juntos el día del entierro de mi abuelo, y de lo lindo que fue tenerla cerca de mí en esos días en que el mundo parecía destruirse por completo. Ella me regalará una tarjeta hecha a mano como las que siempre hace, con fotitos y dibujos de osos y corazones, y le regalaré la foto nuestra que siempre olvido. Le contaré además que fui a España y que ahí conocí a una persona especial, que he clavado con mis ojos ese rostro, por todas partes para que me acompañe siempre, y que de pronto he dejado la ciudad tapizada con su imagen siempre sonriente, llena de gestos y de formas sólo suyas, y que éstas revolotean alrededor mío, y que las tardes son menos tristes desde que camino con ella, aunque no está conmigo. Y le mostrare que aun llevo conmigo el collar que un día me regalo, ese pedazo de madera circular, que dice, ‘sigo recorriendo las huellas que dejan heridas’ y me dirá ‘siempre es lindo que nos encontremos, diego’, y compartiremos cosas que no tienen importancia, y también nuestras aflicciones.




Jimmy Witherspoon – Ain’t Nobody’s Business

2 comentarios:

La Vero Vero dijo...

Diego: ¡Que manera de recordar che! Prometo aplicarme a tu ejercicio, que lo haces frecuentemente, a veces me da sólo por recordarme en tanto soy ahora, y quizás olvido la que fui. Un fuerte abrazo.

utópico dijo...

Vero, es lindo el recordar… en especial recordar a esa amiga tan querida.
Por cierto este post fue como una señal de humo… nos conectamos telepáticamente, y ayer pudimos hablar después de mucho tiempo…. Es lindo recordarla.
Saludos!!