17.4.08

Amanecer Invadido

Aquí estoy, extrañándote un poco, y derrumbándome un poco ante esta vida que uno tiene, que le pone pruebas, o llena de cenizas y nubes el horizonte y lo hace todo tan complejo. A ratos uno trata de poner el corazón fuerte, y controlarlo, y decirse a si mismo, no tiene sentido que pienses en cosas o imagines cosas Diego, no te busques problemas que sabes lo que pasa cuando lo haces… pero después salgo un rato, camino por la plazuelita que está por mi casa, me fumo un cigarro, o simplemente me siento en la banqueta, y miro el cielo, y no hago nada, ni pienso en algo en particular, contemplo las estrellas, cuando se puede verlas, o la luna si es que está por ahí en cualesquiera de sus formas… y me abandono a ese silencio que es no estar en ningún lado… ni pensar en nada… nuevamente divago y regreso a mi habitación, dejo mi ropa en el suelo… como gotas de mi mismo que voy derramando sobre este mar de arena movediza que es el piso de mi cuarto, por el que me arrastro casi a gatas, me tiro sobre la cama y luego caigo en un sueño profundo….


Son las cinco y media de la mañana y me he despertado, de nuevo solo sobre mi cama, y salgo al pasillo de mi departamento, y luego me dirijo al balcón, ya no hace frió con una chompa basta. Me siento doblando mis rodillas y apoyando mi espalda sobre el muro, mirando al cielo, veo los dedos de mis pies desnudos, y de pronto apareces vos en mi pensamiento, en el vacío de mi mirada, en el silencio de mis noches… y despacito, desganada, estirando tus manos y bostezando, vas levantándote y de a poquito vienes hacia mi, te sientas a mi lado, enciendes un cigarrillo y me miras. Vas habitándolo todo… te apresuras y todavía somnolienta veo como vas enrollándote a mi lado, despiertas un poco… y sonríes aunque no dices nada, te abrazas de mi brazo, y tomas mi mano, y nos quedamos en silencio por un rato, paso mi mano por tu hombro y acaricio tu cabello, y seguimos los dos ahí, viendo como la noche va desapareciendo, y la oscuridad todavía presente va escapando y perdiéndose en el horizonte, mientras una mitad del cielo va cobrando un color más sereno y celestón, y pareciese que ese momento durara una eternidad… pero no lo es, son apenas unos minutos, en que estás conmigo, y estamos juntos en silencio, en ese abismo de sensaciones que es una madrugada, un decirle adiós a la noche y despertar al sol…


Pero no decimos nada, y contemplamos el Roble y el Ciprés a los que ya se les nota los cartuchos y están prontos a florecer… vemos también un par de ardillas juguetonas, ya despiertas, empezando con sus quehaceres… correteando de rama en rama, saltando de un lado al otro. Yo se que pronto tendrás que partir, y me invade ese sentimiento de soledad que tuve la noche anterior, y me aferro a tu mano, y no quiero soltarla, y vos te agarras de mi brazo, y aunque no nos decimos nada, sabemos que el momento ya está llegando…


Nos levantamos juntos, regresamos a mi habitación, donde te vistes con calma, luego de ponerte las medias negras de redecilla que tanto te gustan, te subes la falda nueva que te compraste y me mostraste el otro día, te ayudo con el cierre, me abrazo a tu cintura y te doy un beso en el hombro, luego te pones la blusa floreada que muestra tus hombros desnudos y los zapatos blancos. No dices nada. Sonríes. Me miras. Te miro. No digo nada. Te acompaño hasta la puerta de mi departamento, y sales, como yo un día salí del tuyo, me das un beso y luego bajas las gradas, cada grada que bajas te aleja más y más de mí, y voy desvaneciéndome nuevamente… cuando escucho que la puerta del primer piso se ha cerrado, cierro mi puerta, salgo al balcón, y veo que ya es de día, ya se ven algunas flores… la primavera está llegando.


Entro en mi habitación, pongo la lista de canciones que me recuerda a ti, me echo sobre mi cama, y dos minutos después me despierto. Como todas las mañanas, no estás conmigo. Me abrazo de tu recuerdo, y quiero regresar al sueño que tuve. No puedo. Desganado me acerco al computador, leo algunas noticias… reviso mi correo electrónico… pongo la lista de canciones que tanto te gusta… y entro a la ducha…


Me dirijo a la estación de buses y miro al cielo, el día está muy lindo… me lleno de esperanza, y divago nuevamente en mi absurda soledad… pero contemplo las veredas de la ciudad, y la siento más placentera, le sonrió a la gente, huele a alegría, quizás es la primavera… aunque en el fondo se que eres vos, que vas habitando esta ciudad… la invades por todas partes… pero principalmente la invades desde mis sueños…por favor, no te vayas.

3 comentarios:

The Orchestra Director dijo...

Cardo... hermosa canción.
Esos momentos que se pierden entre la realidad y la imaginación, el dolor que causa la ausencia y el alvio que se tiene con el tacto, y parece que no esperaste tanto cuando llega, pero cuando se marcha, aunque sea por la mañana, se mide el tiempo de milenios hasta su regreso.
Espero que encuentres lo que buscas, un par de brazos para dejarte caer y no temer mas nada, sin prisas ni prosas, solo poesía y aromas de verano en el viento frío de invierno.
Un abrazo.

Lilyth dijo...

Como la más melodramática de todas, la principiante de las menopausicas, la reina de las reinas del drama... después de la tormenta, durante esos momentos en los que se siente la calma que te permite hacer un listado de las bajas... en ese momento en que sale el primer arco iris... a falta de palabras que quieran decir gracias, te dejo una canción en mi blog, del magnífico y poco conocido Edgar Oceransky... GRACIAS por tenderme una mano para evitar que caiga en los abismos que suelo construir sola.

utópico dijo...

Hombre que tiene alas, gracias por el deseo, espero encontrarla también y poder divagar en viajes de versos de verano… en efecto espero que este verano me traiga un anhelado deseo… que tengo la certeza sabrá apartar todos los inviernos que acosa mi realidad. Gracias realmente!!
Saludos!

Lilyth, para eso estoy, para no dejarte caer en abismo alguno, ni creado por vos, ni creado por el mundo. Puedes tener la certeza de que incluso si te sumerges en ellos, ahí estaré!, estirándote y empujándote de peñasco en peñasco, hasta que lleguemos nuevamente a la superficie.
Gracias por una canción tan linda… ya hice los respectivos brindis en tu blog.
Besos!!