En tu memoria habitan tristezas infinitas, el frió polar corre por las calles de tu ciudad, aullando como lobo… secuestrando tus ideas… desparramando sobre vos, una serie de estropelios y bramullos, desconcertantes armuejos que te socavan y hacen de tu personalidad una abismal, encrimada y gorloteante cadena de inconclusas e inconcretas renuencias de tu no saber ser.
Un espresso no es suficiente. Sientes tu cuerpo crujir y exigirte otro, han sido ya muchas noches en las que Morfeo no te ha visitado. Y el café ha sido, sin duda alguna, el trepanante, cropuloso y anquiloso enemigo que te rescata y te mantiene así… insomne pero vivo… despierto, pero dormido….
Te da asco todo… no puedes resistirte…
Al pasar por el mercado, aprovechas, y robas una botella de ron 5 Cruces. Te arrastras hasta la plaza más cercana… donde atrapelado y desconsolado, te atragantas con el alcohol… y buscas refugiarte en el… y caes al piso... mientras ríes a carcajadas empiezas a vomitar… y lloras estrujando tus manos contra tus ojos… y sueltas tus mocos en el suelo… y te maldices…
Te sientes desnudo mientras caminas, o peor aún, miras a todos lados y los cuervos revolotean sobre vos, se cagan en vos… y las machas de mierda, cubren tu cara, y la fetidez se apodera de ti… y te das asco de ti mismo…
Suena el despertador, y te levantas.
Sin duda será un largo día en la oficina.
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